jueves, 22 de mayo de 2014

EL SANTO OFICIO EN MÉXICO

LAS ABERRACIONES DE LA SANTA INQUISICIÓN
Roberto S. Contreras Esparza
Palacio de Medicina, ex Palacio de la Inquisición
Uno de los pasajes más desagradables, barbaros e injusto (además de la invasión española) que marcaron con su paso la historia de nuestro país, sin duda alguna lo constituye el oscurantismo que provoco el Santo Oficio a su llegada al llamado Nuevo Mundo. Sobre ellos se ha escrito y tratado mucho, y no deja de sorprendernos e impresionarnos como se alcanzo tales proporciones de barbarie y la fuerza unilateral que tenia la iglesia en esos tiempos. En esta investigación, les presentamos como se dio el inicio del Santo Oficio en México, pero también es el pretexto para mostrarle en fotografías lugares importantes relacionadas con esa orden religiosa, sitios que por fortuna aun podemos ver y conocer en el Centro Historio del Distrito Federal donde se suscito esta etapa obscura de la otrora Nueva España. Conozcamos en fotos actuales, algo de esos lugares que son el único testimonio mudo de toda esa brutalidad religiosa, miedo e injusticias con que se vivía en esos años después de la caída de la gran Tenochtitlán.

LLEGA LA SANTA INQUISICIÓN A MÉXICO
El escudo de la Inquisición... “Exurge Domine, iudicam causam tuam"
(Levántate, Señor, y juzga tu causa)
Fue el Concilio de Tolosa, para acabar de destruir la herejía maniquea (referente al nombre que recibe la religión universalista fundada por el sabio persa Mani), heredada de Persia, y que dio lugar a la creación de los llamados “inquisidores de la fe” en 1229, que daría lugar después al llamado Tribunal del Santo Oficio, cuya función fue destruir cualquier signo que fuera contra la religión católica, llegando a convertirse en una de las “policías” más crueles y severas de cuantas han existido. España extendió el nombramiento de inquisidor de todas las tierras descubiertas y a descubrir a don Pedro de Córdoba. Tres años después de consumada la Conquista de la Nueva España, fray Martín de Valencia, franciscano evangelizador, fue nombrado por Pedro de Córdoba comisario de la Inquisición en México. Aunque los franciscanos no tenían ni bula ni permiso para ejercer ese oficio que era y había sido siempre privilegio exclusivo de los dominicos (la orden Dominica siempre fue asociado con la Santa Inquisición). Ese primer inquisidor ejerció suavemente el empleo, hasta que a la muerte de Córdoba, llegó de España fray Vicente de Santa María, un dominico.

ZUMÁRRAGA EL INQUISIDOR
Cárcel en la Palacio de Medicina, ex Palacio de la Inquisición
En 1535 el inquisidor general de España y arzobispo de Toledo, Alfonso Manrique, expidió el título de inquisidor apostólico al primer obispo de México, Juan de Zumárraga. Aunque este no creyó prudente establecer aún la Inquisición en México, cometió el tremendo error de formar proceso a un indio, señor principal de Texcoco, bautizado ya con el nombre de Carlos y nieto de Netzahualcóyotl, a quien acusó de seguir sacrificando víctimas a sus dioses. El inquisidor apostólico lo mandó a quemar vivo en la plaza pública el 30 de noviembre de 1539 para convertirlo en la primera víctima del Santo Oficio en la Nueva España. Zumárraga recibió regaño y castigo porque en las disposiciones reales y las reglas del Santo Oficio, se estipulaba que no se podían ejercer rigor ni pena contra los cristianos nuevos de la raza india.

PEDRO MOYA DE CONTRERAS LLEGA A MÉXICO
Al establecerse el Tribunal de la Santa Inquisición en la Nueva España, don Pedro Moya de Contreras asumió el cargo de inquisidor general y ya como inquisidor mayor estableció en México el Tribunal de la Fe, este año, se considera oficialmente, como el del establecimiento del Santo Oficio en México. Fray Tomás de Torquemada, pariente de Juan de Torquemada (el ilustre fraile que se ocupó de la historia indiana de México), fue uno de los más crueles inquisidores de España, fue él quien desarrolló las reglas más crueles y estrictas para el Santo Oficio, reglas que se siguieron al pie de la letra en México. No todos los autos de fe eran públicos ni necesariamente concluían con la ejecución del reo, los había secretos que se realizaban en los recintos de las iglesias o en las celdas de la Inquisición.

LAS ACCIONES DEL SANTO OFICIO 
Escudo de la Santa Inquisición y Águila bicéfala
Dos años después de haberse instituido el Tribunal de la Inquisición, los indígenas fueron excluidos de la acción de dicho Tribunal. La estrecha relación entre la Iglesia y el Estado permitió que la Inquisición persiguiera los movimientos de carácter político, como el de Independencia. La Santa Inquisición tenía también la facultad de inspeccionar los libros que llegaban a la Nueva España y decomisar los que consideraba que podían ejercer mala influencia para la población, dictaminando su prohibición. Entre sus disposiciones estaba que el secreto de los testigos fuera inviolable, que se adoptara el tormento y la confiscación de bienes, que en un corto período de gracia los acusados se denunciaran a sí mismos y abjurar de sus errores (Renunciar públicamente a una creencia, especialmente de tipo religioso), que se recibieran las denuncias de padres contra hijos y de hijos contra padres y que se permitiera la separación del derecho común y del orden de proceder en todos los tribunales conocidos.

PENAS Y CASTIGOS
Los hacían portar el Sambenito
Luis González Obregón (cronista e historiador mexicano) calcula que se pronunciaron 51 sentencias de muerte en los 235 o 242 años en los que funcionó en México el Santo Oficio, pero esto se maneja como una conjetura, pero hay quienes sostienen que la Inquisición no quemó a nadie en tierras mexicanas. Sin embargo, es muy probable que todos se equivoquen o que el más aproximado en sus cálculos sea González Obregón. El Santo Oficio también aplicaba otro tipo de penas menores como someter al acusado a vergüenza pública, por ejemplo: Se le hacía portar el “sambenito”, una especie de saco bendecido por un sacerdote, que debía traer puesto a donde fuera, por un tiempo determinado. Otra era recibir azotes en medio de la calle para que todo mundo lo viera. A las mujeres no les aterraban tanto los azotes como quedar desnudas de la cintura para arriba y ser expuestas ante el pueblo. Unos eran castigados con el destierro temporal o perpetuo. Se les imponían multas o trabajar en las galeras de la flota española. Entre los delitos figuraban no sólo el renegar de Dios, de sus santos y la virgen, sino también el concubinato, la fornicación y la sodomía. En todos los procesos era común la incautación de los bienes del acusado, que se usaban para los gastos del juicio. Los sacerdotes decían a sus feligreses: “Si conocen a una persona que no come carne de cerdo, que comete bigamia, que hace actos de brujería, es su obligación, para descargar su conciencia, denunciarlo”. Y la gente lo hacía. Los castigos en la Nueva España solo aplicaban para los españoles, criollos, mestizos, mulatos y negros, así como a extranjeros que difundían doctrinas como el calvinismo, el protestantismo y el judaísmo o alguna otra, y no a los indígenas.

 SEGUÍAN ADORANDO A SUS DIOSES EN SECRETO
En 1570, Felipe II expidió un decreto donde dictaminaba que el Tribunal de la Inquisición no juzgara a los indios porque recién habían sido evangelizados. Si cometían alguna falta, solo recibían azotes o debían servir por algún tiempo en alguna iglesia o convento. En el caso específico de las personas que profesaban otra religión, el Santo Oficio ordenaba que abandonaran el país o se convirtieran al catolicismo. Muchos aceptaban e incluso algunos lo hacían sinceramente, pero otros solo lo aparentaban y en secreto, practicaban sus creencias y pero si eran descubiertos, eran enviados a la hoguera.

El PALACIO SEDE DE LA INQUISICIÓN
Durante la Colonia al edificio de la Inquisición estuvo ubicado en en lo que es ahora las actuales calles de República de Brasil y República de Venezuela, en el Centro Histórico de la ciudad de México, también se le llamó la “casa de la esquina chata”. El Patio de los Naranjos era el de las prisiones y estas celdas medían, por lo general, 16 pasos de largo y 10 de ancho, contaban con dos puertas de un grosor bastante importante, un agujero con rejas dobles donde entraba escasamente la luz y una tarima de azulejos que hacía las veces de cama. Una vez suprimido el Tribunal del Santo Oficio en 1820, el inmueble tuvo diversos usos, hasta que se destinó a la Escuela de Medicina de la Universidad. Actualmente alberga al Museo de la Medicina Mexicana, al Departamento de Historia y Filosofía de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México.

MUERE EL SANTO OFICIO
No hay una fecha exacta sobre cuándo se abolió el Tribunal de la Inquisición en la Nueva España, pues varias veces fue suprimido y luego restaurado, pero las cortes generales y extraordinarias que decretaron en España la abolición de la Inquisición, sesionaron el 8 de diciembre de 1812, y el decreto se pronunció en México en 1813, sin embargo quedó definitivamente abolida hasta 1820.

LEYES HECHAS POR EL HOMBRE PARA LASTIMAR AL HOMBRE
Ex Convento de San Diego Alcalá
Esto fue mas o menos a grandes rasgos algo de lo que fue el Santo Oficio en Mèxico, especialmente en la capital. Sabemos que cada estado tenia a sus inquisidores y de ello hay mucha historia para conocer, para indagar. Por ejemplo lo que investigamos y presentamos en el colonial poblado de Taxco de Alarcon con la llamada “La Maldita Piedra de las Estacadas” con su vergonzosa historia (http://cparanormal.blogspot.mx/2013/12/la-piedra-maldita-de-las-estacadas.html), y algo mas en el articulo sobre los “Instrumentos de Tortura”, objetos elaborados para ocasionar el mayor sufrimiento posible. De esta forma, le mostramos algo de esa historia “negra” que se vivió a la llegada de los hispanos y aunque ya paso, no deja de sorprendernos todo lo que se ha hecho en nombre de la religión e ignorancia y poca sensatez. Y con esto no queremos decir que las creencias son malas, no, simplemente, el hombre es quien pone las reglas y a veces es maligno y perverso.
La Santa Inquisición en la Nueva España