LA
MISTERIOSA HISTORIA DEL QUEMADO
Por
Roberto S. Contreras Esparza
El
siguiente relato que a continuación les presentamos sucedió allá por los años
cuarenta en el Estado de México y que por su aspecto misterioso, además de un par
de espuelas que sobrevivieron de ese impactante suceso, atrajeron mi atención de
forma llamativa que al conocer la peculiar historia de cómo se dieron los
hechos no dudamos en preguntar y averiguar más al respecto, llegando a
descubrir varios puntos muy llamativos e interesantes que por su
desenvolvimiento queremos compartir para que al igual que nosotros se asombren
con este extraño acontecimiento. De ello quedan como testimonio unas maravillosas
espuelas que se convirtieron en el punto medular de esta leyenda, como un
objeto intimidante, de poder, lleno de energía... ¿Pero que podría ser un
objeto de poder?
LOS
OBJETOS DE PODER
Un
objeto de poder es aquel al que le damos un trato especial, una fuerza
simbólica y sentimental, les otorgamos ciertas características especiales que ya
sean para protegernos, para la suerte, por seguridad y hasta para la atracción e
incluso, causar algún mal. Se usan fetiches, amuletos u objeto que puede ser
cualquier cosa, llegando a ser nuestro
objeto preferido que mueve nuestro destino. En ocasiones esa relación se vuelve
tan estrecha que los objetos se convierten en parte de sus dueños, elementos
imprescindibles en sus vidas. Hay joyas valiosas u otros objetos y hasta se
afirma que los muebles antiguos guardan energías de sus pasados dueños y que
llegan a alterar el lugar y a las personas donde se encuentran. Muchos de estos
objetos hacen un vínculo muy fuerte con quien en su momento era el dueño y
cobran más fuerza cuando el propietario muere, hay algunos de estos objetos de
poder que están a nuestro alrededor y muchas veces más cerca de nosotros y ni
lo sabemos.
ENTRE
EL MITO, LA LEYENDA Y LA REALIDAD
Con
estas referencias de lo que es un objeto de poder, ahora le platicaremos sobre
un caso ocurrido allá por el año de 1945 en un poblado de nombre de San Mateo municipio
de Tepeji del Rio en el Estado de México y que refiera a un personaje galante
de aquel tiempo y su trágica muerte quedando como referencia unas interesantes par de espuelas y la historia que ha pasado de boca en boca como ejemplo y con
algunas leves modificaciones por varios de los más antiguos habitantes de aquel
poblado. La historia y los hechos refieren lo siguiente… Hace unos días, tuve
la oportunidad de ver unas antiguas espuelas muy bien conservadas que a pesar
del oxido, de inmediato me llamaron la atención, su poseedor un vendedor de
artículos antiguos me dio varias características de las mismas, además de
contarme como se hizo de ellas y toda una dramática leyenda que había de tras
de esas peculiares y llamativas espuelas, y me dijo:
CUENTAN
QUE SE LLAMABA JACINTO RAMÍREZ
En
el año de 1945, tiempos no fáciles y de reconstrucción, en el pequeño poblado
de San Mateo en el Estado de México, habitaba un tipo bien parecido que vivía
en paz y le gustaban mucho las fiestas, trabajador y honrado, presuntuoso en su
vestir y que con nadie se metía. Cuentan, que invertía el sueldo de su trabajo
en verse impecable. Las mujeres le sobraban y otras lo buscaban, él lo sabía y
de ahí mucha de su vanidad. Fiestero, mujeriego, borracho pero muy trabajador
buscaba las celebraciones, ferias, jaripeos y todo tipo de festividades de la
zona para mostrarse y convivir con los amigos y buscar uno que otro amor.
MANTUVIERON
SU ROMANCE EN SECRETO
Jacinto,
el personaje al que nos referimos, tenía cierta fascinación por sobreros, las hebillas
grandes, botones brillantes o espuelas plateadas y ostentosas, así conquistaba
a la mujer que el escogía causando la envidia y enojo de muchos de sus amigos y
enemigos. Cuentan que en cierto festejo Jacinto, como casi siempre, vio una
mujer que le gusto, pero no le fue fácil conseguir su atención, pues era ella
casada, esto no impidió que Jacinto Ramírez se disuadiera por ella y por varios
días la ronda hasta cierta tarde pudo obtener su atención. Platico con ella,
cruzando una que otra palabra muy discretamente y por las condiciones de casada
de la mujer, todo lo mantuvieron en “secreto”, pero en pueblo chico las cosas
se saben tarde que temprano. Y así mantuvieron su romance por unos meses, hasta
que el esposo se dio cuenta y no dijo nada, contuvo su ira, aunque su odio por
Jacinto era grande.
MIENTRAS
DORMÍA LE PRENDIÓ FUEGO A SU CASA
Llegaba
una conmemoración grande del poblado y todos se ocupaban de los preparativos y
detalles, Jacinto adquirió unas llamativas espuelas plateadas que luciría con
ropa de color negro. Llego el día y la gente se reunía en las calles
principales y entre la feria, puestos de comida y música, los amantes secretos
pudieron estar unos minutos a solas y nunca se percataron de que el marido
celoso los espiaba. Más tarde (el marido) les pidió a otros de sus amigos que
le dieran de tomar a Jacinto que sin sospechar nada bebió y bebió hasta caerse
de borracho y así como pudo se fue a su casa. Fue cuando el esposo engañado lo
siguió y esperando que pasaran unos minutos y ya estando Jacinto profundamente
dormido, el burlado esposo atoro la puerta y ventanas y le predio fuego a la
casa de Jacinto, la cual se consumió aun con los esfuerzos de los vecinos por
apagarla, pero todo se hizo cenizas.
ESCUCHABAN
EL SONIDO DE LAS
ESPUELAS DEL QUEMADO
Se
contaba y según testigos, que se escucharon gritos llenos de miedo, agónicos suplicando
ayuda, pero nada se pudo hacer, todo se consumió y hasta ahí llego Jacinto. Al
otro día, no se atrevían a buscar entre las cenizas, pues suponían que muy poco
había quedado ahí de Jacinto. Del engañado esposo y su infiel mujer nada se
supo, decían que habían escapado al amanecer. Por Jacinto, el “Charro de las
Espuelas”, como se le decía y su casa, nadie abogo, él era un hombre solo y sin
familia y el pueblo en poco tiempo lo olvido. Su casa permaneció así abandonada
y en ruinas por mucho tiempo. Y la gente comenzaba a comentar, que en ciertas frías
noches similares a las del incendio, se oía a alguien gritar y no falto quien
asegurar que escuchaban un sonido de espuelas que en esa calle se detenía. A
los habitantes de San Mateo no les gustaba pasar por ahí y lo acontecido a
Jacinto paso a ser como un tipo de leyenda. Pero como 17 años después (por el
año de 1962 aproximadamente), gente nueva y ajena a la pena que ahí sucedió, la
casa ocupo y al remover los cimientos encontraron algunos objetos y entre
ellos, un par de espuelas oxidadas, quemadas que testigos aseguraban que eran las
mismas que Jacinto esa triste noche traía puestas. Quedado como un testimonio
de esa tragedia que aquella fecha había vivido los pobladores de San Mateo y
que desde ahí llamaron a Jacinto, “el quemado”.
ELLOS
CONOCÍAN LO SUCEDIDO DESDE NIÑOS
Todo
esto lo averigüe cuando visite el negocio del Güero, un personaje de unos 65
años que vende y compra antigüedades y ahí vi ese par de llamativas espuelas
que de inmediato captaron mi atención, por lo cual le pregunte sobre el origen
de las mismas y el Güero me platico todo lo que recordaba con tonos de misterio
y gran detalle y por lo interesante de lo que escuche y con ciertas reservas, más
adelante lo constate por separado con otro de sus conocidos (Don Raúl), que al
igual que mi entrevistado, también eran de Tepeji del Rio y conocían las
historia desde niños, y de la misma forma me narro detalladamente varias
referencias sobre “el Quemado o Charro de las Espuelas Plateadas” y su triste desenlace,
un suceso que marco por aquellos años a los habitantes de aquel típico y
tranquilo poblado, quedado como recuerdo o evidencia de esta triste historia,
esas espuelas que se han convertido sin duda alguna, un interesante objeto de
poder, y lo de “El Quemado”, una de las muchas de nuestras interesantes
historias o leyendas como las que encontramos en todo
nuestro México misterioso… ¿No cree usted?
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