EL
MUNDO OCULTO
Por
Roberto S. Contreras Esparza
Relacionado
con el planeta X o Nibiru, se ha dicho mucho y aun sigue causándonos
expectación y varias preguntas surgen al saber sobre él. Buscando información referente
a Nibiru encontramos en la red a grandes rasgos, que Nibiru para los babilonios,
era un cuerpo celeste asociado con el dios Marduk y significa “lugar que cruza” o “lugar de transición”. En muchos textos
babilonios se identifica con el planeta Júpiter, aunque en la tablilla
5 de la Enuma Elish se asocia con la Estrella Polar,
que también se conocía como Thuban.
Uno de sus máximos difusores fue Zecharia
Sitchin quien
tradujo algunas tablillas de arcilla que se encuentran en distintos museos del
mundo y en ellas estaba escrita, una nueva versión de la creación humana, en la
cual se dice que seres extraterrestres serían los responsables del inicio y la
evolución de la especie humana.
MÁS
SOBRE EL MISTERIOSO NIBIRU
Más
recientemente Samuel García Barrajón, publico un interesante libro titulado “NIBIRU,
si no existe habrá que inventarlo”, donde expone una investigación personal
acompañado de datos que arrojan mas evidencia sobre esa increíble posibilidad
entorno a la existencia de este mundo milenario y su interacción con los
humanos. Después de tenerlo invitado en el programa de Conexión Paranormal,
decidimos hacer esta entrevista donde nos dé más detalle sobre algunas
preguntas que surgieron después de su visita. Aquí les mostramos la entrevista
y esperamos que al final tenga más datos para aceptar o desechar la existencia
sobre Nibiru… He aquí la entrevista.
PLATICANDO
SOBRE EL PLANETA X
Roberto Samael:
Para la gente que no sabe aun de ti… ¿Cuál es tu nombre y a que te dedicas?
Samuel García:
Me llamo Samuel García Barrajón, Sam para los amigos, y soy investigador y
escritor. Ahora mismo termino de publicar mi primer trabajo editorial “NIBIRU,
si no existe habrá que inventarlo”, y también realizo alguna que otra
colaboración en diferentes medios de comunicación, como por ejemplo, un
artículo que escribí para el número de julio de la revista Año/Cero titulado
“APKALLUS: extraterrestres anfibios en Sumeria” y que tiene que ver muchísimo
con mi libro. Igualmente hago intervenciones en distintos programas
radiofónicos del mundo del misterio. Por lo demás me gano la vida como
buenamente puedo con cualquier trabajo que se ponga a mi alcance en esta lucha
diaria que tenemos la gran mayoría de la gente para sobrevivir en la
actualidad. Hoy en día llevar adelante una autopublicación como la mía,
promocionarla, encargarse del marketing y demás, prácticamente genera más
gastos que beneficios; pero me siento muy orgulloso de haberlo conseguido y
también agradecido de tener la oportunidad de contarlo a través de los medios
como Conexión Paranormal.
Roberto Samael: ¿Como
y donde inicias a investigar?
Samuel García:
Hace 7 años me empecé a interesar por las antiguas civilizaciones y otras
culturas. Todo comenzó como un hobbie al que gradualmente le he ido aumentando
la cantidad de tiempo dedicado, hasta que casi sin darme cuenta se ha
convertido en una especie de vocación, muy personal, sin la cual en este
momento ya no sabría vivir. Durante las tres últimas primaveras además, he
estado embarcado con el 100% de mi tiempo en esta investigación con forma de
libro que ya es parte de mi vida. Y, aunque no estoy especializado en nada en
concreto, hay mucho de antropología, astronomía, historia, simbolismo,
arqueología, etnología y tantas más disciplinas que forman parte de mis
inquietudes intelectuales y de las que me declaro un aprendiz o aficionado.
Roberto Samael: ¿En
sí, que es Nibiru?
Samuel García:
Nibiru es un astro que bajo distintos nombres como también “Horus de la Duat” o
“Ie Pelu Tolo”, aparece reflejado en las tradiciones, documentos y
representaciones de tipo astronómico, de distintas y distantes culturas y
civilizaciones cuyas raíces se hunden hasta el mismísimo amanecer de la
civilización cinco milenios atrás en el tiempo. Nibiru es el nombre que tomó dicho
cuerpo celeste en el entorno sumerio o mesopotámico alrededor de los valles del
Tigris y el Éufrates en la región del Próximo Oriente. Allí aparece
referenciado en varios textos astronómicos que se conservan como el “Mul Apin”
o los denominados “Astrolabios”, y también resulta el protagonista del famoso
“Enuma Elish” o “epopeya de la creación”. Una excelente y prominente
composición dentro del mundo de los sumerios, tan importante para estos que la
podríamos considerar su “libro sagrado”, que incluye religión, cultura,
identidad, historia, etc. Dado que se muestra como una “estrella” de brillo
rojizo que en cierto momento apareció en los cielos y cruzó el firmamento de
sur a norte, desde las cercanías de Orión hasta los dominios de la Osa Mayor,
no cabe otra opción que asumir que se trata de un miembro desconocido de
nuestro Sistema Solar; ya que además se puede apreciar en lo que he
investigado, ciertos elementos que hacen pensar en su periodicidad en cuanto a
sus avistamientos, es decir, que sigue un ciclo de apariciones por así decirlo.
Entonces ¿cometa o planeta? Esa es la cuestión… y me decanto por la segunda.
Una de las cosas por las que pienso que se trata de un planeta es porque los
dogón catalogan este astro como un satélite de otro más importante como lo
podría ser una enana roja o marrón todavía por descubrir también en la gran
familia del Sol, y, que entra en las quinielas de muchos científicos a día de
hoy bajo las hipótesis de Némesis o Tyche. Así pues, al hablar de Nibiru
hablaríamos de un cuerpo celeste que orbita a otro, un satélite, eso es, un
cuerpo planetario sin más.
DIOSES
INSTRUCTORES QUE BAJARON DEL CIELO
Roberto Samael: ¿Cómo
inicias tu investigación sobre Nibiru?
Samuel García:
La inicio después de percatarme de que en diversas tradiciones más o menos
aisladas entre ellas existe la figura de un astro que sobresale por encima del
resto, etiquetado como la cosa más importante y jamás creada, cuyo perfil
aparece difuminado o poco relevante dentro del academicismo. Y que por si fuera
poco, y al menos en dos de los casos investigados, dicho cuerpo celeste está
atado a la figura de unos antiguos y extraños dioses instructores que “bajaron
del cielo”.
Roberto Samael:
¿Tu libro está inspirado en otros investigadores o es investigación personal?
Samuel García:
La astroarqueología y el paleocontacto son dos temas que ya han manejado otros
autores como Eric Von Däniken, Zecharia Sitchin o Robert Temple entre los más
afamados. Mentiría si dijera que no he leído los libros de Sitchin, el cual le
vendrá a todo el mundo a la cabeza cuando oiga hablar de Nibiru, pero mi
trabajo no tiene nada que ver con el suyo; aunque los dos hablamos de un astro
desconocido que pudiese estar habitado dentro del Sistema Solar y con el mismo
nombre, he de decir que no comparto el 99’99% de sus ideas. Si bien es cierto
que al tratarse de una investigación documental mi libro está repleto de
referencias a otros trabajos, en realidad es una investigación personal con
conclusiones y razonamientos propios. Creo también, que aunque la hipótesis de
los antiguos astronautas esté muy de moda, en la manera que se presenta
actualmente resulta estar bastante estancada y atascada, yace en tierra de
ninguna parte. Porque está muy bien recopilar estos datos y detalles que
sugieren su validez, y merecen seguir siendo investigados, qué duda cabe; pero
las cuestiones claves como ¿de dónde venían? o ¿cómo lo podemos corroborar?
parece que son evitadas por todos los investigadores ¿Por qué? si este es el
kid de la cuestión y ¡debería gozar de la máxima prioridad en este asunto!
Entonces mi libro ofrece un punto de inflexión al respecto, porqué se enfoca en
su lugar de origen para que se pueda corroborar en el futuro, y también presenta
muchísimos datos con los que un astrofísico podría trabajar para iniciar una
búsqueda tras la pista de este miembro desconocido y enigmático miembro de
nuestro Sistema Solar. Por lo tanto podríamos decir que “NIBIRU, si no existe
habrá que inventarlo” es o pretende ser el primer paso de muchos más en
dirección a ese encuentro con el protagonista de mi libro y esos presuntos
dioses que vinieron del cielo en el pasado y que supuestamente lo habitan.
Supongo que el paso del tiempo hará el resto.
LA
ATLÁNTIDA O EL DILUVIO UNIVERSAL
Roberto Samael: ¿Qué
puede encontrar el interesado por estos temas en tu libro?
Samuel García:
Los lectores van a encontrar en este libro cantidad de reflexiones y
planteamientos sorprendentes; casi a cada página hay novedades o información
que hasta la fecha se ha pasado por alto. Con todo, en este itinerario
apasionante tras las huellas de Nibiru, se exponen y recopilan esas leyendas o
tradiciones que señalan el encuentro de nuestros antepasados con seres de otros
mundos y sus convergencias entre ellas; además de multitud de misterios de las
antiguas civilizaciones; nuevos datos y referencias sobre grandes clásicos como
“La Atlántida” o “El Diluvio Universal”; los secretos que se esconden detrás de
los Textos de las Pirámides, la Esfinge de Gizeh, las grandes pirámides o el
mismísimo Zodíaco de Dendera; una fantástica historia sobre el origen de la
vida y el Sistema Solar basada en las ideas latentes integradas en las antiguas
cosmogonías que como mínimo resulta inquietante; entre muchas cosas más. Pero
sobre todo, una investigación seria acerca de Nibiru.
Roberto Samael: ¿Sabes
si las culturas de Mesoamérica, en especial los mayas hablan de Nibiru?
Samuel García:
Sin duda, una de las cosas pendientes que me quedaron por el camino al cerrar
la investigación para publicar el libro, fue un examen a fondo de las
tradiciones mesoamericanas, como la maya o la azteca, ricas en astronomía y
leyendas sobre dioses instructores como las que he estudiado. Pero a pesar de
todo incluí un apéndice sobre la misteriosa cultura de La Maná, en Ecuador,
porque presenta una serie de elementos que me hacen pensar en que algo sabían
sobre Nibiru. Y dado que esta cultura presenta algunas similitudes importantes
con los mayas, no me extrañaría nada que estos últimos también supiesen de este
astro, pero todavía no puedo decir nada en concreto porque no he podido
adentrarme y conocer profundamente este mundo. Aun así, en la civilización
maya, existen otros sorprendentes detalles que me invitan a sospechar esto como
la figura de la “serpiente celeste” y una curiosa “zona sagrada celeste” que se
extiende desde las Pléyades hasta el Can Menor: dos de los signos de identidad
que se repiten en todos los contextos donde me he topado con Nibiru. Así pues
la cosa promete para futuras investigaciones que por supuesto, ya tengo ganas
de llevar a cabo.
HORUS
UN DIOS HALCÓN SE CORRESPONDE TAMBIÉN CON UN ASTRO
Roberto Samael: ¿Cuáles
civilizaciones están más relacionadas con este misterioso planeta Nibiru?
Samuel García:
Pues aparte de la citada cultura de La Maná, tendríamos a las desaparecidas
sumeria y egipcia, así como también a la dogón, vivita y coleando todavía en
pleno corazón de Malí. En la sumeria encontramos no menos de 7 u 8 referencias
a este astro en los textos anteriormente señalados; eso es mucho teniendo en
cuenta las continuas destrucciones que han sufrido sus vestigios. La tradición
dogón en cambio, resulta destacable por haber llegado hasta nuestros días y de
forma oral, con gran riqueza de elementos que han sobrevivido ¡más de 5000
años! de boca en boca y a través de los símbolos. Y la más bella, donde además
se pueden contemplar distintos aspectos de la naturaleza de Nibiru a través de
sus grabados y representaciones, es la del antiguo Egipto. Horus de la Duat, el
nombre adjudicado a Nibiru en la tierra de los faraones, es la pieza clave en
muchísimos aspectos de su propia cultura. La civilización egipcia resulta
inconcebible sin la figura de Horus, un dios halcón que se corresponde también
con la personificación de un astro, al que consideran y llaman entre otros
nombres “la estrella de los dioses”, que por supuesto bajaron del cielo. A este
astro lo encontramos en el interior de los textos de las pirámides que tienen
la friolera de más de 4300 años, y también en exquisitas representaciones como
los denominados “techos astronómicos” u el “Zodíaco de Dendera”. Sin embargo,
para los académicos, este cuerpo celeste y su evidente e inmensa importancia
han pasado desapercibidos o con más pena que gloria incluso; al igual que
sucede con sus homólogos de Sumer o el país Dogón.
EL
HOMO ACUÁTICUS
Roberto Samael: ¿Cómo
son los habitantes de Nibiru según las culturas antiguas?
Samuel García:
Si realmente estos relatos y tradiciones sagradas son verdaderos, estos seres
llegaron hace 5000 años a bordo de “vehículos luminosos”, y presentan una
morfología muy característica. Nuestros antepasados los describen como mitad
pez mitad humanos, con brazos y piernas y cabeza como los del hombre, y luego
también con partes del cuerpo escamadas junto con cola de gran pez. En
definitiva, una especie de “homo acuáticus”. Y es más, tanto caló el aspecto de
estos seres, que los altos sacerdotes sumerios dirigían algunas de sus
ceremonias ataviados con un traje, un “disfraz”, con el aspecto de estos seres
tal y como se puede apreciar todavía en lo que queda de los grabados de los
templos.
Roberto Samael: ¿Por
qué crees que la astronomía oficial no acepta este hecho?
Samuel García:
Bueno, como todas las ciencias, la astronomía trabaja con pruebas e hipótesis.
La prueba física, tangible, de la existencia de Nibiru, todavía no la tenemos
porque no lo hemos localizado. En cuanto a hipótesis científicas, tanto en la
de Némesis como en la de Tyche, se podría incluir alguna variable con los
parámetros que los antiguos nos ofrecen respecto a Nibiru sin ningún problema.
Pero el principal inconveniente es que buscar un astro entre el fondo
estrellado sin saber a dónde apuntar los telescopios, por muy cerca que este
pueda estar, es como buscar una aguja en un pajar. De todas formas, todo lo que
parezca esotérico o similar a ojos de la ciencia, difícilmente es abordado por
esta, y el mismo nombre de Nibiru lamentablemente ha adquirido dicha connotación…
Y eso que los científicos manejan “números” en la actualidad que evidencian que
quedan importantes miembros por descubrir dentro del Sistema Solar. Realmente
no me parece mal la postura de la ciencia, todo se debe abordar con cierto
escepticismo. Esperemos que algún día un astrónomo se anime a contrastar estos
datos que presento y que no están peleados con ningún concepto científico.
200
RELATOS EXISTEN SOBRE DILUVIO UNIVERSAL
Roberto Samael: ¿Qué
relevancia crees que podría tener para los humanos la existencia de este
planeta?
Samuel García:
Sin lugar a dudas, si algún día se comprueba la existencia de este planeta,
dicho momento marcaría un antes y un después en la historia del hombre, ya nada
volvería a ser igual. No solamente se confirmaría que no estamos solos, cosa
bastante lógica además, sino que también tendríamos unos “vecinos cósmicos”
justo ahí al lado, “a tiro de sonda”, que en unos pocos años se plantaría allí
mismo. Y pienso que sólo con que haiga una posibilidad entre un millón de que
esto pudiera ser así, ya merece la pena hacer el esfuerzo de investigarlo.
Roberto Samael:
La existencia de Nibiru, ¿afecta a la Tierra?
Samuel García:
Sin confirmar su posición, su trayectoria y evaluar por ejemplo sus influencias
gravitatorias, no se puede responder satisfactoriamente a la cuestión en sí.
Aun así, los dogón nos hablan de grandes lluvias que se producen cuando Nibiru
resulta visible en el cielo, por lo que podría estar relacionado. Un fenómeno
como este podría ser el origen de los más de 200 relatos que existen sobre el
conocido “Diluvio Universal”. Pero hay que tener en cuenta que estas cosas se
suelen exagerar y, para ir bien encaminados, sobre todo porque no se han
hallado restos geológicos que indiquen lo contrario, habríamos de reducir estos
“diluvios” a lluvias fuera de lo común simplemente. No obstante, hay otro
elemento dentro de la tradición dogón que se pronuncia, entiendo yo, en el
mismo sentido. Y es que sus grandes sabios defienden la idea de que estos
cuerpos celestes tipo Nibiru, que orbitan en “vertical” en vez de en
“horizontal” como el resto de planetas, pues, de alguna forma son los que
otorgan regularidad en sus órbitas a todos los miembros del sistema estelar
donde se encuentran, actuando como una especie de pieza de compensación. O
dicho de otro modo, sin este tipo de astros
de trazado vertical… El propio Sistema Solar sería un caos. Y por
cierto… Ignoro lo que la ciencia puede decir o sabe al respecto, pero me
parecen alucinantes estas afirmaciones. ¿Cómo podían los Dogón saber o
plantearse eso? No tiene ningún
sentido a menos que… Alguien que lo sabía se lo contara.
NIBIRU
EXISTE O HABRÁ QUE INVENTARLO
Roberto Samael:
Algún comentario final para quienes pudieron leer esta entrevista.
Samuel García:
Por supuesto. Lo primero que tengan en cuenta que lo que yo hago son
planteamientos y no afirmaciones inamovibles; mi investigación continúa abierta
a nuevos hallazgos u otras soluciones aparte de las propuestas. Y bueno, sí me
voy a mojar afirmando algo. Dada la cantidad de referencias que me he
encontrado a este “astro sagrado”, que no son menos de 50, repartidas en
distintos entornos, estoy seguro de que existe. Quizá me equivoque y en vez de
un planeta resulte ser un cometa, o quizás sus presuntos habitantes sean un
invento de los antiguos o un fenómeno relacionado con el actual fenómeno OVNI y
los casos de humanoides; son posibilidades que no descarto. Pero en cualquier
caso Nibiru existe, y si no, como dice el subtítulo habrá que inventarlo, al
menos para proporcionar una explicación lógica y racional a todas esas huellas
suyas que se conservan en el legado de las antiguas civilizaciones.
Roberto Samael: Gracias
Samuel.
LOS
CIENTÍFICOS OPINAN
Como
nos cuenta Samuel García, la comunidad científica no acepta esta teoría y han
argumentado en contra elementos como que en 1930, Clyde Tombaugh encontró el
planeta Plutón, después de una sistemática búsqueda iniciada por el
Observatorio Lowell como resultado de las predicciones de Lowell acerca de la
existencia de un miembro adicional en nuestro sistema solar (debidas a la
órbita irregular de Neptuno). Sin embargo, se comprobó que la masa de Plutón
era diminuta, y una vez analizada la órbita de Caronte la luna de Plutón, se
encontró que la masa del sistema era demasiado pequeña para afectar a la órbita
de Neptuno. La búsqueda del Planeta X continuó. En 1983 se produjo el
lanzamiento del satélite-telescopio infrarrojo IRAS. Basadas en las observaciones
de este satélite, en 1984 también un artículo científico en la revista Astrophysical
Journal Letters, titulado “Fuentes puntuales no identificadas en el mini
estudio de IRAS”, se discutían varias fuentes infrarrojas detectadas de origen
desconocido. Este artículo provocó gran revuelo, y el resurgimiento de todo
tipo de teorías conspirativas. No obstante, más tarde se descubriría que estos
“objetos misteriosos” resultaron ser galaxias lejanas. La comunidad científica
niega tajantemente la existencia de un planeta así y ha realizado múltiples
declaraciones en este sentido, acerca de que un planeta cercano pero invisible,
son simplemente absurdas.
UNA
INTERESANTE POSIBILIDAD
No
es la primera ni será la última declaración de este tipo que escuchemos por parte
de la comunidad científica, pero aun así tenemos interesantes investigaciones
como la vertida en este libro sobre Nibiru, que nos abren esa gran posibilidad
con elementos históricos que debemos de considerar y que nos hacen replantear
la historia, donde cabe ese atrayente evento, la existencia de este vecino del
Sistema Solar, ese mundo X, el misterioso Nibiru... ¿No cree usted?