¿MONSTRUO O
BALLENA DE ESPERMA?
Por: Roberto S.
Contreras Esparza
En días pasados tuvimos la oportunidad de visitar el Estado de Veracruz, nuestro propósito u objetivo consistía en averiguar sobre una misteriosa historia tipo leyenda que, aunque no hace mucho tiempo que ocurrió, con los años se ha confundido entre la verdad y la fantasía. Nuestra consigna era la de averiguar sobre lo que se cuenta en el municipio de Tecolutla, en relación a la existencia de un gigantesco y misterioso “monstruo marino”, que en medio de una gran tormenta el mar había arrojado a la playa aproximadamente 30 o 35 años atrás. Así, días más tarde y después de haber estructurado nuestro viaje y de cómo íbamos a localizar dicha información, llegamos a la agradable ciudad de Poza Rica de madrugada y de ahí aprovechamos para visitar la zona arqueológica del Tajin, para encaminarnos a Tecolutla, un bonito y apacible poblado de nuestros litorales del golfo. Pero antes de continuar con esta investigación, primeramente, veamos cómo se inició muestro interés sobre el monstruo y si realmente existía evidencia de esa criatura marina en aquel costeño poblado.
LA HISTORIA DE LOS HECHOS
Después de dar una plática-conferencia en la Cuidad de México, sobre el “Depredador”, llamado por la gente Chupacabras, conocimos a un señor de nombre Rogelio Huerta Muñoz, quien nos abordó al final del evento para platicarnos de un suceso que él sentía podría ser muy relevante. Este señor es originario del poblado de Gutiérrez Zamora en Veracruz, una ciudad muy próxima a Tecolutla. Nuestro nuevo conocido nos platicó que desde hace más de 15 años radica en el Distrito Federal, pero que cuando él estaba más joven había oído (en una de sus frecuentes visitas al poblado de Tecolutla), que un enorme animal no identificado había sido lanzado por el mar después de una fuerte tormenta. Recordaba que tenía (según escucho), un tamaño considerable, como el de un vagón de ferrocarril, además de que se encontraba en un avanzado estado de putrefacción, pero que a pesar del tiempo aún se podía averiguar más sobre tal acontecimiento, si se preguntaba a la gente adecuada de esa zona, porque que, según él, se habló mucho en el momento del suceso... Intrigado por lo que nos había platicado el señor Huerta, sobre esa rara criatura y sobre todo por saber que tanto había de verdad en su relato, comenzamos a planear una futura visita al lugar de los hechos, pero antes trataríamos de encontrar algún tipo de información que nos hablara un poco más de ese evento trascendente. Comenzamos a indagar con varios compañeros investigadores, además de visitar algunas hemerotecas, pero no había nada (o por lo menos, nosotros no tuvimos suerte). Pero por fortuna, logramos encontrar referencia significativa, clara y digamos objetiva de lo que ahí podría haber sucedido. Nuestro informante, nada más, ni nada menos, que el renombrado investigador John A. Keel, que en uno de sus múltiples escritos ya había mencionado y expuesto el caso someramente. En su libro “Guía Completa de los Seres Misteriosos”, ahí encontramos que transcribía una nota publicada por aquellos días en donde revela lo que en su momento comprendió y acepto del posible monstruo acuático de Tecolutla.
EL COMENTARIO DE UN EXPERTO
Para comprender bien que hablaba y pensaba un extranjero experto en estos temas (pero que tal vez nunca visito el lugar), sobre este raro acontecimiento, pondremos textualmente su comentario, el cual aparece en el capítulo 21 de su libro, sobre este incidente que ahora nos ocupa y que dice así:
MAS TESTIGOS
“Por fin, aquí esta una noticia ampliamente difundida, procedente de Tecolutla, México, con fecha de 6 de marzo de 1969” … “Unos campesinos encontraron un ser marino de 35 toneladas, que fue a dar a la playa aquí. El cadáver del animal ha sido descrito como de 10 m. de largo y casi 2 de ancho, con un cuerpo “como de serpiente”, cubierto de una dura armadura, articulada de manera que pueda nadar. Tiene un colmillo de 3 m. El animal quedo varado el 28 de febrero y biólogos marinos lo están estudiando para determinar si perteneció a la edad de los dinosaurios. Las autoridades mexicanas en vida prehistórica marina dicen que el monstruo marino podría tener 50 mil años. El doctor Bernardo Villa, de la Universidad Nacional Autónoma de México, digo que quizá quedo aprisionado y preservado en algún iceberg ártico, hasta que por fin este se deshizo. Los supersticiosos pescadores se guardaron una aleta, dos colmillos, grandes porciones de piel, antes que los científicos llegaran, pero las autoridades han recogido muchas de esas piezas cortadas al animal y las han entregado a los científicos. Los pescadores que vieron al animal insisten en que estaba vivo y que después murió. Los científicos sostienen que el cuerpo no se ha descompuesto demasiado porque todavía está en agua salada”.
INICIA NUESTRA INVESTIGACIÓN
Interesante noticia la que apareció en el libro de este célebre investigador, en donde más adelante menciona que otros investigadores especializados (¿cuáles?), en hechos inexplicables, al oler grasa de ballena en el sitio, determinaron que se trataba de una “ballena de esperma” un Cachalote, y da a entender en su texto, que la noticia tenía un gran toque de amarillismo. Contando con datos de este tipo, nuestro interés se acrecentó, ya que no sabíamos que podríamos encontrar en esta historia, pero fuera lo que fuera, el tal monstruo y el enorme colmillo de tres metros del que se habla en la nota, al parecer si existieron y si era posible saber más sobre ello, nosotros trataríamos de buscarlo. Y así, a finales del año 2003, en compañía de Iván Monroy, integrante del GIMEP (Grupo de Investigación de Misterios Extraterrestres y Parapsicológicos), llegamos a Tecolutla, en donde ya en el poblado buscamos alojamiento y ubicados salimos a primera hora a preguntarle a los residentes (en especial a los mayores), para ver si alguien de ellos sabia, recordaba o había escuchado algo de lo que buscábamos. Más de dos horas después y caminando de un lado para otro, por fin encontramos a una persona que sabía algo de aquel ya lejano acontecimiento.
ERA DEL TAMAÑO DE UN CAMIÓN
Primeramente, encontramos y entrevistamos al señor de nombre Juventino, originario del poblado quien nos habló sobre ese suceso y de ciertas características que aun recordaba, él nos habló sobre lo siguiente: “Mi nombre es Juventino Mendo, nativo de Tecolutla y aquí vimos al monstruo cuando estábamos chamacos. Yo tengo 49 años y esa cosa apareció hace como 32 o 35 años atrás. Era de forma uniforme, no traía aletas, no traía cola, era una especie de pelota gigantesca cubierta de un bello rojizo. El mar lo echo a la playa, recuerdo que ese día el mar estaba totalmente embravecido, las olas llegaban muy altas y hacía mucho frio, había una helada muy fuerte que casi nunca pasa por esta área. Media varios metros de diámetro (el monstruo) y era muy largo, pesaba varias toneladas, parecía en tamaño como un camión de esos ADO, como un vagón de tren. Era muy grande, esto fue de madrugada y quien lo encontró fue una persona que recorría muy temprano la playa a caballo y cuando lo vio le quito un enorme pico que el monstruo traía, le corto el pico con un machete porque esta persona creía que era marfil y se lo llevo a su casa. Yo creo que si hubiera estado Tecolutla como ahora, hubiera sido un descubrimiento tremendo, pero antes no había ni calles pavimentadas. Vinieron biólogos y estudiosos y tuvieron que jalarlo más hacia allá con grúas de PEMEX, porque comenzó a apestar toda esta zona. Lo arrojaron al otro lado de la playa y poco a poco se descompuso, pero parte del cráneo está aquí en Tecolutla” ... Otro testigo de nombre Bernardino Aguilar Ortiz, nos contó lo siguiente: “Si, ese monstruo era gigante y olía muy feo, lo aventó el mar hace como 32 años aproximadamente. Teníamos que irnos de esta zona por el hedor, caminábamos contra el aire para evitar el olor. A mí me llamo la atención sus colmillos”.
MÁS TESTIGOS Y UNA INTERESANTE FOTO
Don Alberto Hernández Pesero, testigo directo de este suceso y quien por fortuna contaba con una fotografía que él había tomado del monstruo y quien más datos nos dio, nos dijo esto: “Esa cosa no salió aquí realmente, salió por la barra a varios kilómetros de aquí. Tuvieron que traer un carro de Petróleos Mexicanos, para moverlo y vinieron personas a analizarlos, pero no le hallaron (forma). Quien lo encontró le voló un hueso, como colmillo que creía que era de marfil y tuvo que llegar la policía a su casa y obligarlo a devolverlo. Cuando la gente llegaba a verlo hubo una crecida y parte de él se lo llevo la corriente. Tenía como nervio o tendones, creo que venía del atlántico y la corriente lo trajo para acá. Se comprende que ese animal tenía días de muerto porque estaba descompuesto. Por aquí han encallado cachalotes pequeños y los conocemos, pero eso traía colmillos y las ballenas no tienen eso, que era lo que nos desconcertaba y que nos complicaba su identificación. Por fortuna aun guardo una fotografía de ese animal que obtuve cuando encallo por aquí”.
EL CRANEO DEL MOSTRUO
Finalmente hablamos con otro testigo, el señor Jorge Hernández Méndez, él nos habló referente a este hecho lo siguiente: “Yo soy pescador y soy de aquí, recuerdo que cuando al monstruo lo arrojo el mar, se hizo propaganda, se hizo billete, porque por aquel tiempo cobraban un peso, yo tengo 57 años eso ocurrió hace como 40 años. El monstruo era peludo, le quitaron los dientes y no era ballena, parecía algo boludo, no tenía patas y ahí estuvo hasta que lo jalaron con una grúa porque comenzó a apestar toda esa área y lo que quedaba se lo llevo el mar. Pero aún se puede ver parte de él, en el museo. Fue un gran acontecimiento que no se ha vuelto a repetir”.
¿MONSTRUO O
BALLENA DE ESPERMA?
Nosotros queremos agradecer a todas estas personas
que amablemente nos platicaron sobre ese gran incidente, en especial al señor
Alberto Hernández Pesero, quien nos mostró una gráfica del monstruo. Y solo nos
queda agregar, que al realizar las entrevistas encontramos que varias de estas
personas con las que platicamos, concuerdan al recordar ese gran acontecimiento
que se suscitó y más de uno se atrevió a decirnos, que como hombres de mar
conocen muy bien que es una ballena, incluyendo al Narval (Mamífero cetáceo, de
unos 4 a 6 m de longitud. El macho posee dos únicos dientes, la hembra carece
de ellos. El izquierdo se desarrolla hasta alcanzar casi los 3 m. Habita los
litorales árticos, generalmente en grupos de hasta 20 individuos), y otro tipo
de cetáceos y eso que arrojo el mar en una noche de tormenta, no era lo que
mucha gente les ha querido hacer creer “una ballena de esperma”. Por lo mismo
creemos que este caso bien podría ser considerado dentro de la criptozoología
mexicana, como un caso verdaderamente relevante y de gran importancia para los
interesados de estos temas... ¿No cree usted?