Y APARECIÓ MI ÁNGEL
Por:
Roberto S. Contreras Esparza
Mi
nombre es Alma Quintero, vivo en el D. F., en la colonia Agrícola Oriental y
quiero contarles, algo que me sucedió increíble y lindo, bonito, puedo jurar
que fue un milagro, y es raro para mí porque yo no soy o era muy afecta a esas
cuestiones de la iglesia, vivía sin saber ni tener conciencia de quién soy y
que hago aquí. Soy Madre soltera, tengo una niña de 3 años, me embarace muy
chica a los 18 y después de vivir con el papa de mi hija año y medio, me separe
debido a los problemas que me ocasionaba.
ELLA
NO MEJORABA
Lo
que les quiero platicar sucedió hace como unos meses, un días 6 de febrero para
ser exactos, era un miércoles. Días antes mi hija se me había enfermado, tenía
calentura y de ahí se le complico la garganta, creí que sería como otras
ocasiones que se enferma y con ciertos cuidados queda lista, pero esta vez no
fue así, ya que después se complicó y enfermo gravemente de bronquitis y la
tuve que llevar al médico, que me receto varias medicinas, yo estaba
desesperada ya tenía 4 días así, no tenía dinero y mi hija se me iba, no sabía
qué hacer.
CUANDO
VI, DETRÁS DE MI HABÍA UNOS ÁNGELES
Pedí
dinero prestado y fui al centro, a las farmacias de por ahí, no me alcanzo para
comprar todo el medicamento, triste y desesperada, mis pasos fueron a dar a la
Catedral y sin estar pensando en nada de religión, ni en Santos, me sentía tan
extraña que entre y como si estuviera ida, me senté ahí por un rato, pero no me
senté en las bancas, ni ante un altar, yo había entrado y sin estar consciente
de mí, me senté en unos escalones que se encuentran a la entrada izquierda al
pie de una capilla, ahí estuve por varios minutos, pensando en mi hija,
pensando en que hacer.
HABÍA ÁNGELES AHÍ
Cuando me di cuenta vi que detrás de mí había unos
Ángeles, eran varios y entre penumbras del lugar pude distinguir a otros de
ellos. Como por reflejo automáticamente comencé a pedirles por mi hija, comencé
a suplicar su ayuda y aunque no se rezar, a mi manera les pedí su intervención.
Recuerdo que por unos minutos no supe de mí, estaba inmersa en mí suplica y
comencé a sentir una rara sensación de calor, de alegría, de tranquilidad.
Termine mi oración, me persigne y salí de ahí, fui a mi casa y le di el poco
medicamento que había comprado a mi pequeña.
PARA
MI ES UN ÁNGEL
Al
día siguiente, sin recordar lo del día anterior, note en una de las paredes de
la casa, que la pintura se había caído y me quede mirando esa parte fijamente y
note que esa zona despintada, descarapelada parecía un “Ángel”, no puse mucha
atención y continué con mi labores. Mi hija estaba dormidita, pero cuando
despertó, como algo mágico, estaba bien, era un milagro, mi hija estaba sanita,
no lo podía creer, parecía que nunca se había enfermado. Yo me sentí muy
contenta y feliz y no sabía ni a quien agradecer, pero mi niña está bien. Días
después, al meditar sobre eso, me di cuenta que el día que había entrado a la
Catedral, yo me había sentado en los escalones de la “Capilla de los Ángeles”,
la figura que apareció en la pared de mi casa, para mí, es un Ángel, fueron
ellos quienes intercedieron por mi hija, fueron ellos quienes la curaron, por
eso pienso que fue un milagro, Dios quiso que ellos intercedieran para aliviar
a mi niña y como prueba de ello tengo esta foto de la mancha de mi pared, que
sin duda para mí es un Ángel, la cual guardo con mucho cariño, por el milagro y
les estaré siempre agradecida.
(Sra.
Alma María Quintero Solano)
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