OBJETOS DE PODER, MAGIA Y BRUJERÍA
Roberto S. Contreras Esparzaparza
No
hay duda de que nos movemos con energía, vibras que están a nuestro alrededor y
que cuando nos afectan lo hacen de gran forma, ya sea para bien o para mal, este
tipo de energía se puede depositar naturalmente en lugares por donde
transitamos o en los que acostumbramos a estar, pero también en objetos. Así,
impregnamos sin saberlo todo lo que nos rodea, pero hay veces que esto es tan
fuerte que aun cuando las personas mueren, su esencia, su vibra continúan ahí,
en los lugares por donde vivió y en los objetos que fueron de su posesión.
Entre los personajes que practican la brujería, las artes negras, es conocido
que, con esos mismos objetos y pertenencias personales de uno, nos pueden hacer
algún hechizo, perjudicarnos y hasta matarnos.
OBJETOS
QUE GUARDAN ENERGÍAS
Y
es sobre uno de estos objetos de poder, que llegamos a conocer un caso muy
interesante dentro de una antigua hacienda que data de tiempos del virreinato y
que aún después de tantos años, está de pie, o lo que queda de ella, y lo más
extraordinario, es que se encuentra dentro de un cementerio. Pero antes de
presentarles esta investigación, quiero contarles algo de ese impresionante lugar,
ya que ha sobrevivido a sismos y sucesos desde tiempos coloniales,
independencia y la revolución, además de nuestros llamados tiempos modernos.
Veamos lo que indagamos y centrémonos en ese peculiar hallazgo y su contenido.
LOS
RELIGIOSOS PAGAN IMPUESTO
El
pueblo de San Lorenzo Tezonco que se localiza al sur de la Alcaldía Iztapalapa,
y cerca del cerro Yuhualixqui, cuenta con un peculiar cementerio, un panteón que
lleva el mismo nombre y dentro, aún está lo que queda de la hacienda de San
Nicolás Tolentino que fue una construcción colonial que originalmente se llamó
“Hacienda de San Nicolás Buenavista”, hecha por Don Pedro Ortiz en 1580. Es una
construcción del virreinato que en 1622 se terminó de construir su casco. Abarcaba
desde el Cerro de la Estrella hasta la colonia “La nopalera”. Mantuvo
conflictos legales con los indígenas del pueblo de San Lorenzo Tezonco desde su
construcción, ya que estos insistían en recuperar sus tierras, por esta misma
razón muchos naturales de este pueblo llegaron a ir presos a la Real Cárcel de
la Nueva España por causar destrozos en esa hacienda. En 1705 fue adquirida por
los jesuitas y pasó a llamarse “Hacienda de la Sagrada Compañía de Jesús”. El 8
de noviembre de 1752 el alcalde de Zapotitlán, Francisco Juan y el de
Tlaltenco, presentaron una demanda a Don Joseph Rodríguez del Toro por un
problema limítrofe. Fue en esta hacienda donde los jesuitas aceptaron el
reclamo, por ello pagaron impuestos a Zapotitlán y Tlaltenco por realizar
actividades de pesca en las lagunas que pertenecían a estos pueblos.
VICENTE
GUERRERO ESTUVO AHÍ
Después
de la expulsión de los jesuitas de la Nueva España en 1767 se volvió a llamar “Hacienda
de San Nicolás Buenavista”. Pero otra vez, mantuvo problemas por sus terrenos
extensos con el pueblo de Zapotitlán al invadir en 4 ocasiones la laguna de
Tempiluli; en 1752, 1800, 1844 y 1916. Durante la independencia (se dice) que sirvió
como escondite para el gran caudillo Vicente Guerrero. Tiempo después, la
propiedad fue adquirida por Don Íñigo Noriega Lasso, y en 1908 cambió su nombre
otra vez, a “Hacienda de San Nicolás Tolentino”. Al pasar el tiempo esta
hacienda fue perdiendo terreno e interés, hasta que en la época de la
revolución sólo quedaba el espacio de lo que hoy es el panteón civil de
Tezonco. Consumada la revolución la hacienda fue expropiada por el gobierno, quienes
fueron los que ordenaron la construcción directa de este cementerio.
AÚN
SE BUSCAN TESOROS EN SU INTERIOR
En
la época actual las ruinas del casco y la troje son visibles desde lejos y hay
quien cuenta de ella cosas muy interesantes, desde grandes tesoros ahí
escondidos, hasta la manifestación de almas en pena que deambulan por su interior.
A este lugar se le han dado múltiples funciones y hasta sirvió de oficinas del
camposanto. Actualmente está derruida, con muchas grietas y es un peligro
constate entrar ahí, además ese peculiar olor a cadáver le da ese aspecto
macabro. Hay muchas partes en las que han excavado, tal vez valientes
gambusinos modernos se han arriesgado a entrar ahí, con la intención de hallar
esas monedas coloniales que se dice aún se encuentran escondidas, o algún centenario de oro que haya quedado olvidado en sus rincones de tiempos
revolucionarios. Lo cierto es que es un lugar con mucha historia y a pesar de
su deterioro y su olvido con el que ahora está, el lugar impone e invita a
imaginar sobre ese tiempo en que era un sitio activo y en bonanza.
VISITAMOS
LA ANTIGUA HACIENDA
En
una visita reciente, fuimos invitados porque en su interior encontraron lo que
en ese momento se pensó era un trabajo de magia, de brujería, cabe decir que
este tipo de lugares son propicios para esos amarres y trabajos negros. Pues se
había localizado un objeto de este tipo y en un lugar poco usual, por lo mismo,
en compañía de mi amiga Minerva, y tomando algunas precauciones, llegamos al
panteón, en donde después de sortear varios retenes de los encargados, pudimos
entrar a tan especial sitio. Ya en el lugar nos esperaban y de inmediato nos
pusieron al corriente y nos contaron del suceso. En lo personal estaba más
interesado en conocer el sitio, ver como estaba después de tantos años, conocer
directamente un lugar histórico y desde sus entrañas, era algo muy emocionante
para mí, pero no dejaba de pensar en lo que nos esperaba y saber que era ese
tipo de amarre del que tanto nos habían hablado.
UN
LUGAR CON FANTASMAS, TESOROS Y LEYENDAS
Revisamos
el área, entramos a lo que nos dijeron era una troje, que sirvió de bodega y
tuvo múltiples usos más, también vimos lo que era la casa principal, por la
parte de atrás. Todo está en muy mal estado, grandes grietas y partes que ya
cayeron. Fuimos con mucho cuidado a la parte superior, pasando unas escaleras
que son sostenidas por viguetas, amenazantes de caer en cualquier momento.
Arriba, más destrucción, y si este lugar está de pie, tal vez sea por sus
enormes paredes de tiempos coloniales. Sobre ello, nos dijo con cierto orgullo
un trabajador del lugar: “Esto no se caerá, ya aguanto muchos temblores”. Pero al
estar dentro pareciera venirse abajo en cualquier momento. Nos contaron muchas historias del lugar e
incluso de la aparición del Diablo y otros entes, y francamente si da para
pensar en eso y más.
UN
TRABAJO DE BRUJERÍA, UN OBJETO DE PODER
Nos
mostraron el objeto encontrado y se trataba de un pequeño morralito, envuelto
en hule, con un listón amarillo, con mucha reserva y en medio de rituales, fue
abierto. La intención era deshacerlo, ahí dentro había tierra (de panteón según
nos dijeron), madera o hueso, y algunas plantas, vegetación tal vez de la misma
zona. Pero en medio de eso, se veía una piedra azul, con algo metálico que al
inicio pensé que era un arete o un dije, pero al revisar más, salió a la luz un
anillo, un anillo de plata con interesantes adornos que le daban un aspecto
antiguo. Tiempo después y ya fuera de ahí, nos dimos a la tarea de limpiarlo,
creímos que las 3 piedras que trae eran de turquesa o larimar, y fue ahí que
notamos otra característica de este peculiar anillo de plata, pues descubrimos
que trae un compartimento, hay una tapa en la piedra principal. Tal vez para
los joyeros o anticuarios esto es normal, pero para uno esto era muy
interesante y más si tomábamos en cuenta su procedencia e intención con la que
fue llevado a la vieja hacienda de Tolentino. Preguntando y buscando
averiguamos algo sobre esta clase de anillos, y esto fue lo que encontramos.
UN
ANILLO DE PLATA, UN OBJETO HECHIZADO
La
historia de los anillos de veneno o anillo pastillero es un tipo de anillo con
un recipiente debajo del bisel o dentro del propio borde que podría usarse para
contener veneno u otra sustancia. Se hicieron populares en Europa durante el
siglo XVI. El anillo de veneno se usó para deslizar el veneno en la comida o
bebida de un enemigo, o para facilitar el suicidio del usuario para escapar de
la captura o la tortura. Anillos como este se ha utilizado a lo largo de la
historia para llevar perfume, mechones de cabello, reliquias devocionales,
mensajes y otros recuerdos, por lo que también se los conoce como “anillo de
relicario”. Fueron populares durante el Renacimiento. En el siglo XVII, los
joyeros creaban anillos de relicario en forma de ataúdes que servían como
recuerdos para los dolientes. Estos fueron llamados “anillos funerarios”. Los
anillos con compartimentos también se llaman de caja. Hay una familia en la historia
que hizo del envenenamiento un arte y del anillo de cápsula una auténtica joya,
fueron los Borgia. Cesare Borgia llevaba un anillo decorado con un león de dos
cabezas en cuyo compartimento secreto portaba un veneno llamado “Cantarella”,
que, al carecer de sabor, era el arma perfecta para asesinar a sus oponentes
políticos. De su hermana Lucrecia también se dice que solía emplear este método
contra sus invitados. Según numerosos historiadores en 1503, Rodrigo Borgia
sucumbió a su propio veneno vertido en una copa desde su anillo, cuando éste en
realidad iba destinado a un Cardenal de nombre Corneto.
LUGARES
INTERESANTES CON MUCHA HISTORIA
Pues
mucha historia, magia y hechicería y un exclusivo e interesante anillo que tal
vez no es muy antiguo, si nos dio los elementos para visitar esta hacienda del
virreinato que aún en estos días permanece dentro de ese camposanto. Objetos
como este ya hemos encontrado antes y son parte de una colección muy especial,
por toda la historia y detalles en su entorno. Esperamos que esta investigación
sirva para darles a conocer algo más de lo que tenemos en nuestra gran Ciudad
de México y sus misteriosos y singulares lugares… Mi nombre, Roberto Samael de
Conexión Paranormal, tu vínculo con lo inexplicable. Gracias.
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