jueves, 10 de enero de 2013

CHAPULTEPEC UN LUGAR INCREÍBLE EN MÉXICO...

CRÓNICAS EXTRAÑAS SOBRE UN LUGAR ESPECIAL
Por Roberto S. Contreras Esparza
Hace unos años y debido a una rara experiencia personal, me llevo a interesarme más por esa rara teoría que habla sobre los habitantes en las profundidades, en el interior del planeta, la posibilidad me impresiono, sonaba muy atrayente, ya había leído varios libros y artículos al respecto, el solo pensar en que cohabitamos el planeta con seres que por varias circunstancias se habían adaptado a vivir en grandes y avanzadas ciudades bajo tierra, me hacia especular e imaginar sobre su posible origen. Pero que había sobre ello en México, como un país de gran pasado debería de haber ese tipo de leyendas o posibilidades, México tenía que tener testimonios sobre los habitantes del subsuelo. Y así investigando, conocí cierto relato que hablaba sobre ello y después de un par de meses indagando y visitando el mencionado lugar, publique a mediados de los noventas en la ya desaparecida revista CONTACTO OVNI, una investigación titulada: ¿ESTA EN CHAPULTEPEC LA ENTRADA AL INFRAMUNDO?, lugar al cual en varias ocasiones pudimos bajar y entrar a una singular cueva llamada Cincalco, en la que según la historia habitaban seres de las profundidades como el gran Mictlantecuhtli, el señor del inframundo. Esta investigación posteriormente corregida y aumentada la presente en CONEXIÓN PARANORMAL (revista), y TERCER MILENIO debido a la gran cantidad de comentario de la gente que le intereso el tema y que buscaba saber más al respecto. En esa investigación y en relación al Cincalco, ahí en Chapultepec, por aquellos años, escribimos este fragmento que aquí les presentamos:

ALGO SOBRE CHAPULTEPEC ANTIGUO Y EL SUBMUNDO
Moctezuma Xocoyotzin hizo que en Chapultepec se construyeran estanques para criar peces y enriqueció la flora del bosque con gran variedad de plantas y árboles venidos de toda Mesoamérica. Nezahualcóyotl, señor de Texcoco y aliado de los mexicas, mandó construir un palacio al pie del cerro, cercó el bosque e introdujo más especies de animales y plantas, como los ahuehuetes (Ahuehuete o Ahuehué, nombre común de un árbol de la familia de las Taxodiáceas que crece en México), que todavía se conservan hoy en día. El zoológico del emperador Moctezuma, maravilló a los mismos españoles (curiosamente el zoológico aún se encuentra ahí). Además el emperador contaba en ese lugar con baños de aguas termales, un temazcal (del náhuatl temazcalli, “casa del baño caliente”), del que aún podemos apreciar sus vestigios y admirar su tamaño. Pero lo más increíble es que a las faldas de este pequeño cerro, nuestros antepasados veneraban y tenían localizada en ese místico sitio, una entrada al inframundo en donde se creía que vivía el rey de los muertos, Mictlantecutli del cual se decía que gobernaba el noveno y último mundo subterráneo, el Mictlán.

HUEMAC SE INTERNO EN UN MUNDO SUBTERRÁNEO
Otra de esas leyendas no menos interesante, relata que Huemac en realidad se interno al Valle de México, llegando a una gruta sagrada en Chapultepec y en ella no se introdujo a vivir ahí se cuenta que se ahorcó. Algunos años después en 1519, el emperador Moctezuma por medio de prodigios se enteró de la llegada de los invasores españoles y debido a los múltiples portentosos y extraños sucesos de aquellos días, se dio cuenta de que su imperio estaba llegando a su fin. Debido al gran temor de este supersticioso gobernante, que confundió a Hernán Cortés con el mismo Quetzalcóatl, mandó a reunir a sus magos conocedores de las antiguas leyendas y decidió enviarlos a la cueva de Chapultepec, al inframundo, en busca de sus habitantes, a pedir consejo. Una comitiva de hechiceros, jorobados y enanos, a los cuales se las consideraba en el pasado con cierto poder fue enviada a ese mágico lugar. Se cuenta que el grupo llegó a Chapultepec y bajaron por la gruta en busca del divino Huemac, “el de la mano grande”.

MÁS DE LOS HABITANTES DEL SUBSUELO
Esto fue algo de lo que escribimos hace tiempo sobre Chapultepec y esa interesante posibilidad de saber y conocer que ahí hay una entrada a un mundo diferente, paralelo y que nuestros antepasados conocían. (Si usted desea ver completa esta investigación, aquí le dejamos la liga: http://cparanormal.blogspot.mx/2011/01/esta-en-chapultepec-la-entrada-al.html) Más recientemente, una amiga nos mostro un interesante libro sobre Chapultepec en donde pudimos leer y conocer un interesante cuento de José Emilio Pacheco, que narra magistralmente un suceso que también aconteció en el Cerro del Chapulín y es sobre un habitante del subsuelo. El cuento fue publicado en 1972, con el título de “Tenga para que se entretenga”, y rápidamente se convirtió en una interesante leyenda muy popular de la Ciudad Azteca y de la cual, aquí también les mostramos un fragmento de ese interesante y misterioso cuento para que se dé una idea de un suceso más ahí en Chapultepec:

UN OBSCURO E INTERESANTE CUENTO
…El niño estaba cansado y se tendió de espaldas en el suelo. Su madre tomó asiento en el tronco de uno de aquellos árboles que, si usted me lo permite, calificaré de sobrenaturales. Pasaron varios minutos. Olga sacó su reloj, se lo acercó a los ojos, vio que ya eran las dos de la tarde y debían irse a casa de la abuela. Rafael le suplicó que lo dejara un rato más. La señora aceptó de mala gana, inquieta porque en el camino se habían cruzado con varios aspirantes a torero quienes, ya desde entonces, practicaban al pie de la colina en un estanque seco, próximo al sitio que se asegura fue el baño de Moctezuma. A la hora del almuerzo el Bosque había quedado desierto. No se escuchaba rumor de automóviles en las calzadas ni trajín de lanchas en el lago. Rafael se entretenía en obstaculizar con una ramita el paso de un caracol. En ese instante se abrió un rectángulo de madera oculto bajo la hierba rala del cerro y apareció un hombre que dijo a Rafael:
-Déjalo. No lo molestes. Los caracoles no hacen daño y conocen el reino de los muertos. Salió del subterráneo, fue hacia Olga, le tendió un periódico doblado y una rosa con un alfiler:
-Tenga para que se entretenga. Tenga para que se la prenda.

Olga dio las gracias, extrañada por la aparición del hombre y la amabilidad de sus palabras. Lo creyó un vigilante, un guardián del Castillo, y de momento no reparó en su vocabulario ni en el olor a humedad que se desprendía de su cuerpo y su ropa. Mientras tanto Rafael se había acercado al desconocido y le preguntaba:
-¿Ahí vives?
-No: más abajo, más adentro.
-¿Y no tienes frío?
-La tierra en su interior está caliente.
-Llévame a conocer tu casa. Mamá ¿me das permiso?
-Niño, no molestes. Dale las gracias al señor y vámonos ya: tu abuelita nos está esperando.
-Señora, permítale asomarse. No lo deje con la curiosidad.
-Pero, Rafaelito, ese túnel debe de estar muy oscuro. ¿No te da miedo?
-No, mamá.

Olga asintió con gesto resignado. El hombre tomó de la mano a Rafael y dijo al empezar el descenso:
-Volveremos. Usted no se preocupe. Sólo voy a enseñarle la boca de la cueva.
-Cuídelo mucho, por favor. Se lo encargo.
Según el testimonio de parientes y amigos, Olga fue siempre muy distraída. Por tanto, juzgó normal la curiosidad de su hijo, aunque no dejaron de sorprenderla el aspecto y la cortesía del vigilante. Guardó la flor y desdobló el periódico. No pudo leerlo. Apenas tenía veintinueve años pero desde los quince necesitaba lentes bifocales y no le gustaba usarlos en público. Pasó un cuarto de hora. El niño no regresaba. Olga se inquietó y fue hasta la entrada de la caverna subterránea. Sin atreverse a penetrar en ella, gritó con la esperanza de que Rafael y el hombre le contestaran. Al no obtener respuesta, bajó aterrorizada hasta el estanque seco. Dos aprendices de torero se adiestraban allí. Olga les informó de lo sucedido y les pidió ayuda. Volvieron al lugar de los árboles extraños. Los torerillos cruzaron miradas al ver que no había ninguna cueva, ninguna boca de ningún pasadizo. Buscaron a gatas sin hallar el menor indicio. No obstante, en manos de Olga estaban la rosa, el alfiler, el periódico -y en el suelo, el caracol y la ramita. Cuando Olga cayó presa de un auténtico shock, los torerillos entendieron la gravedad de lo que en principio habían juzgado una broma o una posibilidad de aventura. Uno de ellos corrió a avisar por teléfono desde un puesto a orillas del lago. El otro permaneció al lado de Olga e intentó calmarla. Veinte minutos después se presentó en Chapultepec el ingeniero Andrade, esposo de Olga y padre de Rafael…

¿DUENDES Y FANTASMAS EN CHAPULTEPEC?
Esta es solo una parte del cuento en donde podemos apreciar que el autor “José Emilio Pacheco”, sabía o conocía algo de lo que ya se había contado por años sobre este peculiar cerro, pues ahí centro su misterioso relato dándole toques intrigantes y muy atrayentes. Pero tenemos más, ya que en esta zona también hay quien afirma que ahí habitan “Duendes, Tlaloques, Aluxes o Chanques”, algunos nombres con los que las leyendas y la gente conoce a estas escurridizas criaturas habitantes de zonas mágicas y este lugar guarda mucha energía ¿y por qué no?, también zona y hábitat para estos pequeños seres los Duendes. Hay a varias personas que me han contado de este tipo de encuentros en esa área, conozco a gente interesadas por estos seres que va exclusivamente a Chapultepec en busca de estas entidades y relatan increíbles encuentros con ellos, pero sobre eso, no hay evidencia clara que nos lleve a una mejor apreciación sobre ese peculiar fenómeno. Pero además, por historia y energía varios visitantes al bosque e incluso los mismos guardabosques de Chapultepec, te relatan (cuando te has ganado su confianza) extraños encuentros con “fantasmas”, ruidos, sombras, y otras raras manifestaciones que se le atribuyen a estos seres desencarnados que aun deambulan por ahí, cosa que no dudamos si tomamos en cuenta toda esa vibra emocional de sucesos históricos que ahí se plasmaron y que este sagrado lugar resguarda.

EL OTRO CHAPULTEPEC HISTÓRICO
Este sitio ha sido también, escenario de grandes proezas, decisiones y lugar de interesantes personajes que con su pensar movieron el México de aquellos años, por ejemplo, Chapultepec significa “Cerro del Chapulín”, este cerro es una roca en la cual fue construido un palacio donde vivieron los virreyes, mandatarios y gente importante de México, como el mismo emperador Maximiliano. Ese glorioso castillo fue el escenario en 1847, donde los alumnos del Heroico Colegio Militar hicieron la memorable defensa contra los invasores norteamericanos. Pero también, el lugar considerado como la “esmeralda del Anáhuac”, era en el pasado un lugar a donde iban reyes y poetas de caza o a contemplar la naturaleza. Ahí se asentaron varios pueblos indígenas como chichimecas, teotihuacanos, toltecas y mexicas. Éstos últimos, en su peregrinaje desde tierras del norte a finales del siglo XIII, se quedaron ahí durante 20 años aproximadamente. Desde este punto fueron expulsados por los tepanecas de Azcapotzalco, antes de fundar la gran ciudad de México-Tenochtitlán. Una vez establecida la gran Tenochtitlán, se consideró a Chapultepec como un lugar sagrado donde Moctezuma Ilhuicamina, señor de los mexicas, mandó construir un acueducto, que pasaba por la Calzada Tacuba, para traer agua desde los manantiales de Chapultepec hacia la gran Tenochtitlán. En la actualidad podemos visitar Chapultepec y saber más de todo ese legado que alberga, pero lamentablemente por desconocimiento o desinterés la mayoría de la gente solo visita el lago o el zoológico. 

UN GRAN DESCUBRIMIENTO
En la época prehispánica también se considero mucho, aquí hubo precisamente adoraciones a Dioses de la fertilidad como a la deidad Tláloc el Dios de la lluvia, la deidad Chalchihuitl, o la deidad Xipe Tótec, el Dios Huitzilopochtli, dioses importantísimos dentro de la concepción o cosmovisión indígena Mexica. Lo mágico radica en eso, desde esa época histórica prehispánica hasta la actualidad, pero también hay que dar el reconocimiento de que estos fueron lugares de asentamientos antiguos, por lo menos se ha registrado material, fragmentos de un cráneo de mujer que estuvo aquí viviendo hace más de 1,250 a C., el sitio donde se dio este descubrimientos, está detrás del Monumento de los Niños Héroes (el viejo), que está al pie del cerro y que es un monolito donde están inscritos los nombres de los que participaron en la batalla de Chapultepec, entre ellos Miguel Miramón, pero detrás de este monumento se encuentra esta zona donde se dio este hallazgo... Según nos relato Carlos Hernández, maestro asesor educativo del M. N. H. (Museo Nacional de Historia) al cual entrevistamos sobre estos hechos excepcionales del cerro del Chapulín y que usted puede conocer la investigación completa aquí en nuestro blog si sigue esta liga: http://www.cparanormal.blogspot.mx/2012/12/chapultepec-un-recorrido-magico-e.html

LOS EXTRAÑOS Y VIEJOS ARBOLES DE CHAPULTEPEC
Antes de terminar sobre algo de lo mucho que podemos encontrar en esta área mágica, quisiéramos mencionar algo sobre los arboles que están ahí, en especial los Ahuehuetes, por ejemplo. La palabra Ahuehuete proviene del náhuatl “Atl” agua y “huehue” viejo, es decir, viejo del agua. Considerado un ser vivo con significado mítico-religioso, vale la pena mencionar que fue una especie utilizada para el pago de tributos y ofrendas a los Tlatoanis, se encuentra asociado con manantiales de agua, fue una especie que formó parte del paisaje lacustre del antiplano central. Los ahuehuetes de Chapultepec tienen más de 500 años y  guardan bajo sus ramas la historia de emperadores mexicas, virreyes coloniales, personajes de la independencia, los niños héroes y presidentes de la república. Actualmente este bosque, enfrenta  un problema con los Ahuehuetes monumentales  que están desapareciendo de forma alarmante, como el conocido Sargento que ya ha muerto. Si usted visita este bosque podrá ver además de los ahuehuetes, otros árboles con raíces que dan formas a singulares figuras, gruesos troncos con recovecos y agujeros que simulan cuevas y entradas a otros imaginarios planos. Vaya a Chapultepec, visítelo, conózcalo y adéntrese a toda esa historia que guarda para el visitante y si tiene suerte, tal vez también sea parte de algunos de sus muchos misterios… ¿No cree usted?

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